La interculturalidad no es solo repasar culturas, sino querer aprender de ellas

  • Libro recopila buenas prácticas docentes en relación con el tema.
  • El texto invita a conocer y aplicar los saberes de indígenas o migrantes a la sala de clases. Desde juegos para enseñar matemáticas, hasta el respeto por la naturaleza son parte de los ejemplos.

Fuente: El Mercurio, cuerpo Educación.
Periodista: Margherita Cordano

10.02.2020 Cuando sus alumnos se quejan de que les duele el estómago, la profesora Sonia Vita les recomienda tomar una infusión de matico. Si están complicados con las matemáticas, su sugerencia es mostrarles lo entretenidos que pueden ser los números a través del awar kuden, un juego en el que se van lanzando habas sobre una manta. Cada haba tiene un lado pintado de negro y dependiendo de cómo caigan —cuántas de ellas muestran un lado pintado y cuántas no—, los niños van sumando distintos puntos.

Si solo se trata de pasar una tarde agradable, la propuesta de esta profesora de educación básica es optar por la payana, un juego en el que se debe equilibrar cierta cantidad de piedras en la palma de la mano. La dificultad va aumentando a medida que se pasan las distintas etapas. ‘Es un juego tradicional quechua muy bonito’, dice Vita, quien enseña en la Escuela Santa Teresa de Los Morros, que está en San Bernardo. En cambio —agrega—, el conocimiento relacionado con las hierbas medicinales y el awar kuden son prácticas mapuches.

Creciente diversidad

El caso de Vita es un ejemplo de cómo se pueden incorporar los conocimientos y saberes de las culturas indígenas al desarrollo de una clase. Para responder a la creciente diversidad cultural y lingüística de los estudiantes del país, lo mismo se puede hacer en el caso de los saberes de estudiantes afrodescendientes o migrantes, por ejemplo. Para ayudar a los profesores en esta tarea, el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP) del Mineduc, con apoyo de la Unesco, lanzó el libro ‘Prácticas Pedagógicas Interculturales: reflexiones, experiencias y posibilidades desde el aula’. El texto —que se puede descargar gratuitamente desde https://bit.ly/2uqkqeT— identifica y recopila buenas prácticas docentes desarrolladas en contextos interculturales y multilingües.

‘El desarrollo profesional docente efectivo parte de la base de que los profesores aprenden mayoritariamente con su grupo de pares, en su lugar de trabajo y a partir de la reflexión de su propia práctica. En ese sentido, esta publicación es un aporte ya que rescata evidencias enriquecedoras brindadas por los propios maestros a lo largo de todo el territorio nacional’, indica Francisca Díaz, directora del CPEIP. El documento se preocupa de destacar que los profesores con competencias interculturales son quienes ponen énfasis en la actitud: generan disposición y apertura para aprender de culturas distintas a la propia, así como para poder cuestionar las desigualdades que se suelen establecer entre ellas.

El libro también advierte que muchos colegios tienden a asociar y abordar la interculturalidad como un contenido —en clases solo se busca repasar las características de las culturas indígenas reconocidas oficialmente—, más que como un enfoque educativo en sí. Un ejemplo de establecimientos que desafían esta mirada es la Escuela Intercultural Trañi Trañi, a las afueras de Temuco, donde los lunes está instaurada la tradición del Yeyipun, una oración en la que se saluda al Sol para que este traiga buena energía. En este mismo colegio se trabaja de forma consciente la valorización de la cultura mapuche.

‘Tenemos loncos en vez de presidentes de curso. También hay un werkén, quien lo acompaña en las reuniones y transmite a sus compañeros el mensaje cuando llegan a acuerdo los loncos’, explica la profesora María Eugenia Cañiupán. Además de trabajar la valoración, esta es una forma de abordar algo que el libro también resalta y que en los colegios se toca poco: la xenofobia y el racismo.